martes, 30 de septiembre de 2014

I just want to be strong

Capítulo 38

El globo
PARTE II


— ¡Lauren desapareció!
 
Me alejé de Liam repentinamente cuando oí la voz teñida de pánico de Quinn a la distancia. Ambos nos miramos y tuvimos una charla silenciosa con los ojos.
 
“Debemos ir”
“Megan, ¿en serio? ¿No podemos quedarnos aquí?”
“No seas un adolescente cachondo. Vamos”
“Bien”
 
Mientras nos acercábamos, divisamos a todos los chicos reunidos en la fogata, metidos en una tensa discusión. No se me pasó el hecho de que faltaba Gabe.
 
— Gabe se fue solo, hermano, ¡hace tres malditas horas! —Seguía diciendo Jack. Su apariencia despreocupada anterior había desaparecido. Pasaba sus manos continuamente por su pelo pálido, y gruñía insultos. — Demonios, ¿tendremos que llamar a la policía? ¡Ellos me odian! De alguna manera terminaré en la cárcel otra vez.
 
— Oye. —Intervine yo. —No vamos a meter a la policía en esto. —Miré a Damon. —No lo haremos. Vamos a salir a buscarla. Podemos llamarla y comprobar lugares.
 
— Necesitamos más gente. —Volvía Lisa, con el teléfono en su mano. —Caden llegó a casa y no hay rastros de ella ahí. ¿Cómo es posible que se haya esfumado sin más?
 
— Espero que aparezca pronto. —Pidió Quinn al borde de las lágrimas, y Lisa la abrazó.
 
— Todos tranquilícense. —Pidió mi hermano. Nos miró a Andy y a mí. —Recuerden con quien estamos tratando. Y para los que no conocen a Lauren, no irá por ahí llorando u teniendo lástima de sí misma. Probablemente esté buscando la fiesta más cercana o el bar con más alcohol en la zona.
 
— Estoy de acuerdo contigo. Posiblemente necesite algo de tiempo. —Sugirió Hanna con un poco de vacilación. — Digo… no la conozco ni nada, pero parece trabajar mucho con su genio interno.
 
— No tienes ni idea. —Dijimos Andy y yo.
 
— ¿Entonces qué? ¿La dejamos que vuelva cuando quiera? —Dijo Quinn con furia. — ¿Y qué si no vuelve? ¿Y si le ocurrió algo importante?
 
— Tiene razón. —Dije yo, y sorprendentemente Andy me apoyó. — Necesito saber que está bien.
 
— Está bien. —Dijo Ryder, y miró a Paul. Compartieron una mirada, y luego de un asentimiento por parte del primero, el segundo sacó su celular y se alejó marcando números. —Esto es lo que vamos a hacer: la policía no va a ser involucrada a menos que sea estrictamente necesario, ¿entendieron? — Al conseguir nuestra aprobación, miró a Liam y a Jack. —Chicos, llamen a cualquier maldita persona que conozcan en este pueblo. Es verano, casi las 5 a.m., probablemente la mayoría de la gente está borracha tirada en algún lugar pero no hará daño intentar. Averigüen si vieron a alguien como Lauren en alguna fiesta y si no, háganlos mover su culo para buscarla.
 
La voz de Ryder era exigente, y me recordó a algún líder a punto de mandar a sus soldados a la batalla.
 
— Llamaré a Gabe y a Rush. —Dijo Jack, y se fue. Me volteé, pero Liam ya estaba con el teléfono en su mano casi llamando y mandando mensajes al mismo tiempo.
 
— Vamos a ir por las calles de la ciudad y entrar a cualquier bar que veamos. —Dijo Damon, y Andy, Quinn, Lisa y yo comenzamos a caminar hacia el auto.
 
— Yo llevaré a Liv y a Kai. —Dijo Hanna, y le pidió prestadas las llaves del vehículo a su novio.
 
Olivia corrió y me abrazó fuertemente.
 
—Todo va a estar bien. Ella estará bien.
 
Y esperaba que fuera así.
 Que empiece la búsqueda.
 
***
 
Sin embargo, no había pasado ni siquiera una hora cuando recibí una llamada de Jack.
 
— Megan, los chicos y yo estamos entrando a una fiesta universitaria. Liam y Gabe están dirigiéndose al departamento de Rush porque no pudieron localizarlo, posiblemente está durmiendo como un cerdo, ¿dónde están?
 
— De hecho, bastante cerca de lo de Rush. —Le hice señas a mi hermano, y vocalicé “Casa de Rush”. Él asintió. —Damon está conduciendo hacia allá.
 
— Ryder intentó avisarle a los chicos, pero Liam tiene su celular apagado y Gabe lo olvidó en su casa. —Parecía bastante irritado con ese hecho. — Así que quédate con Rush en el departamento y espera por ellos. Empiecen a buscar por su cuenta, pero con tu celular podremos mantenernos comunicados.
 
— Me parece bien. — Colgamos la llamada y miré a mi hermano. — Cambio de planes. Me dejas en lo de Rush y espero por Gabe y Liam. Ustedes sigan buscando.
 
— Aún queda la zona sur de Santa Bárbara.
 
— Estúpida Lauren. —Gruñó Lisa, y mi hermano tomó su mano. — No sé si quiero que esté sana y salva, o mejor que le haya pasado algo grave. Voy a estrangularla si se trata de alguna de sus locuras de mierda.
 
Quinn sollozó mientras intentaba mantener la mente en blanco. No quería pensar realmente en lo que podría pasar. Por mucho que Lauren ya no me importe, fue mi amiga una vez. Dios mío, le conté mi primera vez como si mi vida hubiera dependido de ello, y ella me contó cómo su papá alcohólico golpeaba a su mamá cada noche cuando volvía del bar. Sabíamos todo una de la otra. Eso contaba como algo importante. Jodidamente importante.
Rezaba porque estuviera a salvo.
Cuando llegué al complejo de departamentos, salí del auto y me despedí de mi hermano y los demás, y caminé dentro. Patrick, el portero, se encontraba ahí como la primera vez que conocí a Rush. Su turno comenzaba a la noche, y terminaba a las 6 a.m., de día se encontraba Raúl, un hombre de mediana edad, gordito y con gafas que sonreía alegremente todo el tiempo.
Su rostro se mostró confundido.
 
— Señorita. —Saludó respetuosamente.
 
— Hola Patrick. —Sonreí.  
 
Llamé al ascensor y me subí a él, presionando el número de piso de Rush.
Mientras éste subía, pensé en hablar con él y decirle la verdad. Él, más que cualquier otro chico la merecía. Había sido lo que cualquier chica hubiera querido tener como novio, pero todo estaba mal conmigo. Al revés. Desordenado.
Suspiré pesadamente cuando el ascensor se detuvo, esperando a que se abran las puertas.
Mientras caminaba por el pasillo, noté con un ceño fruncido una sandalia de hombre. Estaba un noventa por ciento segura que era de Rush, porque recordaba que las había usado cuando salimos a la playa y planeó la fiesta de disfraces.
Pero podría ser de otra persona. Eran unas sandalias muy bonitas, y había muchos sexys universitarios en este piso como para adornar sus pies con ellas.
Toqué suavemente su puerta, porque sabía lo quejumbroso que iba a ponerse si tocaba el timbre. Además, la maldita cosa casi podía oírse desde el primer piso.
La puerta se sacudió incontables veces hasta que me cansé y giré el picaporte con frustración.
Y se abrió.
Estaba francamente confundida, porque Rush no era del tipo despreocupado, sino más bien alguien que prefiere prevenir antes que curar. Nunca dejaba una puerta sin cerrojo o llave.
Más aún a las 5 de la mañana.
¿Y si había algún ladrón o asesino serial? ¿Lo habría matado? ¿Había cortado su cuerpo en millones de pedacitos? ¿Los estaría haciendo en el horno?
Disimuladamente inhalé, pero no había olor a cuerpo humano quemando. Eso era una buena cosa, supongo.
Caminé por la sala, y visualicé no una, varias botellas de cerveza y otro tipo de alcohol tirados en el suelo. Algunas a medio terminar y otras sin ningún líquido dentro, pero todas tumbadas en el suelo.
Al parecer Rush había tenido una noche de borrachera.
Esto era culpa mía, lo sabía. Yo me había ido a esa estúpida fogata y él aquí solo, pensando en todas las maneras en que Liam y yo podíamos liarnos en la playa.
Llevé las manos a mi rostro y me reprendí a mí misma.
Mi culpa, mi culpa, mi culpa, mi culpa…
Llegué a la puerta de Rush, y sin saber si me quería dentro, toqué suavemente.
 
— ¿Rush? —Mi tono fue igual de suave. —Por favor, despierta. Necesito hablar contig…
 
La puerta se abrió, y no podía dar crédito a lo que estaba viendo.
Lauren, para frente a mí, con no más que una sábana para tapar su cuerpo, me sonrió.
 
— Tu novio es una dulzura. —Eso fue lo único que pudo decir, porque de repente Rush abrió los ojos de golpe a la vez que Liam y Gabe entraban por la puerta de entrada.
 
Los tres chicos podían verme desde diferentes perspectivas. Y yo los veía a ellos de diferente manera:
Gabe frunciendo el ceño y un poco confundido. Probablemente aún siga enojada conmigo.
Liam mirándome preocupado, porque en estos momentos no debía tener una expresión fenomenal, precisamente.
Y luego Rush, que me miraba absolutamente horrorizado, con pánico y miedo mientras se levantaba de la cama y dejaba a la vista su pecho desnudo y más.
 
— ¡Megan! No pudimos encontrar a…— Gabe miró a quien estaba frente a mí. — ¿Lauren? ¿Qué estás…— Parpadeó y escaneó su cuerpo, comprendiendo la situación.
 
Al igual que Liam, que acababa de volverse loco y ya había entrado a la habitación. Rush solo había alcanzado a ponerse sus pantalones cuando el primer puño llegó a su cara con fuerza, y Lauren chilló.
Gabe tomó mi brazo suavemente, y me guió hasta la puerta, dándome las llaves del auto.
 
— Entra al auto y no salgas de ahí, ¿entendiste?
 
Ni siquiera discutí. Asentí y comencé a bajar las escaleras, ignorando deliberadamente los chillidos, golpes, y cualquier maldito ruido más que la sangre latiendo en mis oídos fuertemente.
Cuando localicé el auto de Gabe, me subí en él y miré la alfombra debajo de mis pies. ¿Por qué era de color negra y no blanca o verde? ¿Si el auto hubiera sido azul, sería de color azul, también? Debería serlo.
Dejé salir un grito ahogado con mi mano, dándome cuenta que las alfombras de los autos me importaban una mierda, y que estaba jodidamente herida. Herida porque a pesar de mis sentimientos con Liam, también tenía muchos por Rush. Herida porque me sentí mal por un bastardo como él. Herida porque la persona que consideré mi amiga me traicionó de esa forma.
Engaños, traición. Esa era siempre la base de una herida del corazón.
No  sé cuánto tiempo pasó pero de repente, sentí a Liam subirse en el asiento del conductor. No lo miré, no quería ver algún tipo de herida o sangre en sus manos. Así que miré hacia fuera en su lugar.
Mala jugada.
Gabe sacaba a Rush del departamento, junto a una Lauren vestida y con apariencia de haberse divertido mucho. Aunque tenía una expresión furiosa, la de Rush ganaba cualquier medalla: Su cara casi no podía formar una expresión, o leerla para el caso. Estaba más inflamada que un globo. Un rojo y sangriento globo rojo.
Sus ojos ónix se conectaron con los míos, y trató de venir a mí, pero Gabe se lo impidió. Todos en la cuadra tuvimos el deleite de escuchar cuando el rubio dijo:
 
— ¡Lleva a esta puta zorra a la casa de Damon y deja en paz a Megan, idiota! Hiciste demasiado por una noche, ¿no crees?
 
Miré hacia abajo y apreté mis puños en mi regazo. No quería que Gabe y Rush discutan. No quería que nadie discutiera por mi culpa.
 
— Gabe solo está enojado, se le pasará. —Dijo Liam de repente. Su voz era sin ningún tipi de sentimiento, y su expresión era cuidadosamente controlada. Como una habitación demasiado limpia que ocultaba algo totalmente siniestro detrás. Parecía que me había leído la mente.
 
— No quiero que ninguno de ustedes se pelee por mi culpa. —Repliqué. — Lo que pasó entre Rush y yo no tiene nada que ver con su amistad. — El sol estaba a punto de asomarse, y los edificios parecían tener un aura de un suave color rosa.
 
— En eso te equivocas. —Había encendido el auto, y ahora estaba doblando la esquina. No había esperado a Gabe, pero no dije nada. — Porque Rush peleó conmigo por algo  que ambos queríamos, y lo dejé ganar. Parcialmente, claro, porque alejarme de ti es la cosa más complicada que tuve que hacer, y no siempre se me dio bien. Y gracias a eso, Gabe se puso todo malhumorado conmigo por herir a Rush. Pero ahora él jodidamente te lastimó, y eso no está bien conmigo ni con Gabe.
 
Suspiré y miré hacia la ventana, decidiendo dejar el tema.
 
Pues bien, ese no fue un soplo de felicidad, y puedo decirles que no hubo muchos más después de esto antes de que todo se viniera abajo.
 
Estábamos sentados en un muelle, Liam y yo, mirando el horizonte con nuestros brazos y piernas entrelazadas, como si fuéramos alguna pareja corriente de enamorados que solo se despertaron para ver el amanecer.
Pero nuestra historia nunca fue de “pareja corriente”. No teníamos nada de corriente, y ni siquiera éramos una pareja. Pero por como me sentía hacia él, podríamos serlo.
No hablamos, solo mirábamos al horizonte y al mar, que reflejaba al sol saliendo frente a nosotros. De vez en cuando Liam me observaría y yo le devolvería la mirada, pero eso era todo. Sentía que no necesitaba nada más.
 
—Te amo. —Dijo de repente, sobresaltándome.
 
— Te amo. —Respondí.
 
Esa madrugada fue un recuerdo que siempre atesoré, y los momentos luego de ese, cuando Liam me contó sobre sus padres mientras volvíamos al auto y me llevaba a casa. Sentí pena y lástima por ambos hermanos, porque yo tenía la suerte de haber crecido con una familia que me adoraba. Padre, madre y hermanos.
Pero ahora, si lo estuviera viendo, le diría que tres hay tipos de familias en el mundo: están las que están dañadas y prefieren rendirse, perder todo lo ganado porque no ven más que su propio dolor a la hora de luchar por conservar lo que amas; también hay familias que a pesar de todo lo ocurrido están juntas, al pie de cada batalla, para ayudar a quien aman. Y luego están esas familias que por fuera parece que no tienen ningún tipo de conflicto, hasta que escarbas más abajo, al fondo de la esencia de cada familia…
…Y te das cuenta que están más dañadas que las demás.
Solía pensar que éramos de la segunda categoría, pero ahora que lo veo en perspectiva, supongo que a veces ni siquiera yo misma sabía cuánto de la categoría número tres estaba en nuestra familia.
 
***
 
Me desperté por el sonido de voces en el piso de abajo. Miré la hora en el reloj de la mesita de noche y jadeé cuando vi que marcaban las 6 p.m.
Cristo, ¿nadie me había despertado?
Busqué mi teléfono debajo de mi almohada y me encontré con siete llamadas perdidas de Rush, y mensajes.
 
Megan, por favor, habla conmigo. (6:30 a.m.)
 
 No puedo entrar a tu casa. Tu hermano quiere matarme, por favor ven abajo. (6:54 a.m.)
 
 Tuve que irme, pero podemos encontrarnos en el bar de la playa. Ven a las 11: 30. Rush. (10:40 a.m.)
 
  Sé que no quieres hablar, pero no quiero que terminemos así. Contéstame, Megan. R (13:02 p.m.)
 
 Sé que fui un imbécil, pero por lo menos podrías fingir que te importa la relación. (15:34 p.m.)
 
Lo siento, no quise decir eso último. (15:35 p.m.)
 
Voy a dejar de molestarte si eso es lo que quieres, pero necesito que me lo digas. (16:56 p.m.)
 
La lista de interminables mensajes seguía y seguía…pero mi decisión ya estaba tomada.
 
No me molestas, Rush. Pero creo que ambos sabemos que esto estaba condenado desde el principio. Besé a Liam anoche, así que no puedo estar enojada contigo. De hecho, sé que soy más culpable que tú en estos momentos, y me sigo preguntando a mí misma por qué.
 
Los gritos de abajo habían cesado, pero sentía movimientos y pasos. Quince minutos después, estaba juntando fuerzas para comenzar a levantarme, cuando sonó mi celular.
 
Tal vez porque sabes que me arrepentí de acostarme con Lauren, y sin embargo tú no. Supongo que la cosa tuya y Liam era más fuerte de lo que pensaba.
 
Debería decir lo siento.
 
Ambos cometimos errores. Tampoco puedo estar enojado contigo, me haría un completo hipócrita. No sé si estoy listo para hablar contigo en persona, sin embargo.
 
Estoy en la misma situación que tú.
 
Mi teléfono comenzó a vibrar y atendí.
 
— Rush…
 
— Creo que tienes razón. La cosa entre nosotras siempre estuvo condenada. —Me cortó, y aunque sonó triste, parecía intentar formar algún tipo de sonrisa por teléfono.
 
— Siento que parte de eso fue mi culpa, ¿sabes? Nunca te di una verdadera oportunidad.
 
— No es tu culpa. Cuando amas a alguien no puedes simplemente apagar tus emociones.
 
Ni siquiera me molesté en corregirlo como había hecho con todo el mundo. Rush había llegado a conocerme mucho, y tal vez él sospechaba esto desde hace tiempo y solo necesitaba confirmación.
 
— Además te vas. —Seguía diciendo.
 
— Si, no quería decirte esto antes, pero las relaciones a distancia no van bien conmigo. —Casi me reí, pero pensar en la última etapa de mi relación con Caden no era cosa de risa.
 
— Te extrañaré. — Suspiró.
 
— Los extrañaré a todos. —Y era verdad. Me habían dado un verano que jamás olvidaría. — Incluso a Aika. —Agregué y él rió. — ¿De dónde sacaste el nombre, de todos modos?
 
— Mi papá me enseñó a tocar la guitarra, y también me regaló a Aika. Desde que era un niño oí a mamá pedirle canciones de amor para que toque. Aika significa “Canción de Amor” en japonés, que es lo que quería tener cuando fuera mayor. Un amor como el suyo.
 
Cristo, profundo.
 
Habíamos hablado un poco más después de eso, y finalmente pensé que todo iba a estar bien.
Incluso llegué a preguntarme cómo demonios iba a hacer para tener una relación con Liam a distancia. No estaba mintiendo a Rush cuando dije que no es lo mío, así que… ¿Iría a alguna universidad cercana? Tendría que convencer a Andy de que venga conmigo.
No había querido tomar ninguna decisión sin hablar con los chico. Quería que mi hermano me acompañe a hablar con mamá y papá, y podríamos visitar la tumba de Josh, tal vez. Contarle a Liam lo que había hecho se sentía demasiado íntimo, pero se lo diría, porque quería sentir que él me querría de todas formas. Pero en este momento solo necesitaba una ducha para poder comenzar lo que sería “La Cuenta Regresiva” de mis tan hermosas vacaciones.
Ese fue uno de mis tantos errores. Aunque creo que en algún momento tenía que pasar. Además, creo que el error no fue ir a tomarme la ducha en sí, sino lo que ocurrió en el camino.
 
— No puedo creerlo. —La voz de Liam me congeló a mitad de mi caminata hacia el baño. Me asomé por el pasillo, y los vi hablando en la sala con posturas tensas. — ¿Se lo dirás?
 
— No todavía. —Decía mi hermano. — ¿Se lo dirás a Liv?
 
— Joder, eso te lo dejo a ti. —Pareció que se estremecía.
 
— ¿Así de mal se lo tomará? —Preguntó Damon escéptico.
 
— ¿Cómo crees que se tomé que Josh murió en un accidente? —Dijo Liam, y sentí como mi corazón se detenía, mis latidos dejaban de hacer eco en mis oídos, y mis terminaciones nerviosas se adormecían por el pánico.
 
¿De qué demonios estaban hablando? ¿Él ya sabía? ¿Cómo siquiera conocía a mi hermano? ¿Y por qué Livvie estaría tan devastada?
¿Qué era lo que nadie me estaba diciendo?
 
— ¿Qué va a decirle a Kai? —Mi hermano sonó horrorizado.
 
— No tengo idea. — Había dicho Liam, y las siguientes palabras probablemente necesitaría alguna operación, porque quedaron grabadas en mi cerebro. — ¿Sabes? Todavía no puedo creer que no le hayamos dicho a Megan que Kai es hijo de Josh. Tu maldito hermano prefirió callarse hasta la muerte y ahora nos dejó el legado a nosotros. Encantador.
 
Por favor.
No.
Esto no puede estar pasando realmente.
No ahora.
 
No tengo idea de que fue lo que me hizo caminar, pero de repente me encontré parada en el comienzo de la escalera, con la boca abierta y el cerebro a punto de colapsarme.
 
— Hablar de la gente que no se puede defender, Liam. Que cobard…—Damon se encontró con mis ojos y los suyos se ampliaron con horror.
 
Cuando un sollozo se escapó de mi garganta, me di cuenta que estaba llorando. Y ahora Liam también me miraba, de la misma forma que Damon.
 
— Megan, no…—Mi hermano subió las escaleras y me abrazó fuertemente.
 
Entonces… ¿todas esas veces que me despertaba con sueños horribles con mi hermano y Kai muertos, era alguna parte de mi cerebro que me estaba diciendo que abra los ojos?
Di un grito ahogado y lo empujé.
 
— ¡No me toques! —Le grité rabiosa, mi cara mojada y manchada de lágrimas.
 
Las cosas… las cosas simplemente se fueron cuesta abajo desde ese momento.
Mientras que Liam y Damon intentaban calmarme, aparecieron todos los demás, y mientras que Caden y Andy se mostraron desconcertados, Livvie lo supo al instante.
 
— ¡¿Blaze?! —Andy corrió hacia mí y empujó a Damon y Liam. Había bajado las escaleras intentando huir, pero ellos no me habían dejado.
 
—Andy… ellos... — No podía hablar con palabras. Todo en mí dolía como nunca lo había hecho.
 
— ¿Qué demonios está pasando, Damon? —Dijo Lisa, y Andy se unió a la discusión. Ni siquiera escuchaba lo que decían, ya había oído suficiente.
 
— Oye, tranquila, corazón. Ven aquí. — Caden me sentó en el sillón y miró a Liam con una expresión contenida. — ¿Podrías, al menos, conseguirle un vaso de agua, grandísimo estúpido? Estoy seguro de que tienes algo que ver con esto.
 
Para mi sorpresa, Liam ni siquiera discutió. Corrió a la cocina y me consiguió un maldito vaso de agua, que por un momento pensé en tirárselo en la cabeza.
 
— Meg…—Se arrodilló junto a mí y yo me alejé.
 
— No me toques. —Dije con dientes apretados. — ¡¿Cómo pudiste?! ¡¿Cómo demonios pudieron mentirme de esa manera?!
 
La sala quedó en silencio, excepto por los sollozos míos y de Livvie. Me volteé a mirarla.
 
— Y tú. —Apreté mi mandíbula. — No puedo creer que pensé que podías ser mi amiga.
 
Ella lloró desconsoladamente por un rato, al igual que yo. Lisa y Quinn se llevaron a Kai antes de que pudiera preguntar cualquier cosa. Damon parecía que quería vomitar, y Liam no sabía si correr a abrazarme a mí o a su hermana.
 
— Díganle. —Les dije de repente, y miré a Liv. — O lo haré yo. Se acabaron las mentiras.
 
— ¿De qué mentiras estás hablando? ¿Alguien puede explicarme que pasa? — Andy y Caden seguían sin entender nada.
 
— Lo que pasa… —Dije con sarcasmo. —… es que a los chicos se les olvidó mencionar que Kai es hijo de Josh.
 
— ¡¿QUÉ?! —Dijo Caden.
 
Andy estaba con la boca abierta, y con los ojos casi saliéndose de su cabeza. Miró a Livvie como si no la conociera. Como si la hubiera traicionado.
Miré a Liam. Bueno, ya éramos dos.
 
— Así que imaginarán también, que se les olvidó también decirle a ella la otra parte.
 
— ¿De q-q-qué est-tás hablando? — Preguntó Olivia, secándose las lágrimas de su cara.
 
Cuando Damon y Liam se quedaron en silencio, tomé aire.
 
— Livvie…— A pesar de mi enojo, no quería herirla. Si yo hubiera tenido que enterarme de la muerte de mi hermano de alguna forma, me gustaría haberlo sabido de una forma suave. — Hace casi seis meses, Josh fue a buscarme a una fiesta en la madrugada. Nosotros… tuvimos un accidente en una carretera alejada…—Me puse a llorar.
 
— ¡No! —A Livvie le fallaron las rodillas, y Liam se apresuró a alcanzarla, pero Andy llegó primero. La abrazó contra su cuerpo mientras ella lloraba.
 
Después de unos minutos, yo ya no lloraba. Y como si estuviera en piloto automático, dije a la sala entera:
 
— Josh iba a volver. —Mire a Damon. —Cuando estaba conduciendo esa noche, me pidió que lo acompañe a California. No lo entendía al principio, pero ahora… —Dejé de hablar ahí, y miré a Liv. —Mi hermano iba a volver, Liv.
 
— Te amaba. —Terminó Damon.
 
Me encerré en mi cuarto por toda la noche después de eso. Y escuché su llanto, sabiendo que la muerte de Josh fue culpa mía.
Había sido una tonta por pensar lo contrario. No solamente había dejado a unos padres sin hijo, había dejado a mi propio sobrino sin un padre.
Nunca iba a perdonarme por eso.
Con eso en mente, comencé a empacar mis cosas.

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