Capítulo 39
No puedo quedarme
— ¿Estás realmente segura? —A mi lado, se encontraba Caden con un bolso que
era casi de su tamaño.
—Tanto como mi cordura lo permite…sí, estoy segura. —Suspiré, y comencé a
subirme al auto para decir adiós sin palabras…otra vez.
Luego de la fatídica noche en donde todo, figurativamente, se vino abajo,
había decidido que no podía quedarme un segundo más respirando el mismo aire
que mi hermano y Liam. No podía verlos a los ojos. Y tenía sensaciones de culpa
y remordimiento por cualquier parte en donde miraba. ¿Arruinarles el verano a
mis amigos? Culpable. ¿No darle la posibilidad a mi sobrino de conocer a su padre?
Culpable. ¿Dejar a Livvie sola y devastada? Eso no fue cien por ciento mi
culpa, pero cuando estaban a punto de resolver las cosas, ahí entro yo para
arruinar todo. ¿Enamorarme de un mentiroso? Tampoco me culparía del todo por
eso. Liam es demasiado fácil de amar.
Entonces bien, había decidido irme al amanecer sin esperar a que nadie me
siga, pero luego recordé a ambos chicos Jefferson, que habían sido como mis
hermanos cuando más los necesité. Ellos, por supuesto, escucharon mis pasos y
me interceptaron en el pasillo. Al comprender lo que quería hacer, insistieron
en venir conmigo. Incluso hubo amenazas de golpes si comenzaba a ponerme “pesada”.
Comenzaron a empacar a la velocidad de la luz, entendiendo mi necesidad de
desaparecer. Ninguno de los dos mencionó a Liv (en el caso de Andy) o a Quinn
(en el caso de Caden), pero me imaginé que no estaban del todo felices de
dejarlas.
— ¿Qué pasará con Quinn, Caden? —Pregunté de repente, sin poder mantener mi
boca cerrada.
— Ella comenzará la universidad con nosotros, Megan. —Me recordó. —Y sabe
que en estos momentos me necesitas.
— ¿Lo aceptó? ¿Así de fácil? —Segura como el infierno que yo no lo hubiera
hecho.
— No. —Se rió. — ¿En qué momento de la vida una novia quiso estar lejos de
mí? —Lo miré fijamente, sin conformarme con esa respuesta. —No estuvo muy
feliz, teniendo en cuenta que nosotros salimos bastante tiempo para mi
estándar. Ella sabe todo eso, por supuesto, pero ¿qué puedo hacer? Tiene que confiar
en mí y saber que ahora eres mi amiga y nada más.
— Puedo hablar con ella, si quieres. —Me ofrecí, aunque no me veía haciendo
un bien con eso.
—Ella lo entiende, Meg. Sabe que nunca la engañaría. —Que Caden hable tan
seriamente sobre su relación me hacía contener las lágrimas de felicidad. Eran
tan reconfortante ver a un prostituto ir por el camino del bien.
— Oye. —La voz de Olivia me sobresaltó.
— Hey. —Dije incómodamente.
A pesar de haber sido parte de esa mentira, creo que realmente ella pensó
que estaba haciendo un bien en no decirme nada, así que no podía enojarme con
ella completamente. Bueno, podría ser por eso, o por el simple hecho de que mi
culpa me estaba ahogando.
— Necesito que me ayudes. —Tomó una respiración profunda, y Caden le
frunció el ceño. Ya no le caía muy bien que digamos. —Quiero comenzar de nuevo,
Megan. No puedo quedarme aquí. Todo esto…—Miró a su alrededor, y sus ojos se
llenaron de lágrimas. —Me recuerda tanto a él. Todo lo hace, en realidad. Pero
ahora descubro que Liam, la única persona en la que podía confiar…— Sollozó, y
se me cerró la garganta. —Simplemente no puedo quedarme aquí. Y Kai te
necesita. Necesita a la familia en su vida. —Aquella declaración me sorprendió,
no pensé que ella lo vería así. —Así que quiero ir con ustedes. A donde sea que
vayan, iremos.
Pasaron unos segundos, tan palpables que los podía sentir a mi alrededor.
—Yo tampoco puedo quedarme. —Respondí. —Y eres más que bienvenida a venir
con nosotros.
Exhaló y asintió.
—Vamos, pequeña rubia. —Dijo Caden, mientras Andy salía de la casa con sus
maletas. —Si queremos salir antes del amanecer tenemos que movernos rápido.
***
— ¡Megan! —Gritó Damon desde la casa cuando estaba subiendo al auto. Entre
Andy y Caden decidieron que tomarían turnos, y que nuestro deber sería
mantenerlos despiertos. Estábamos decididos de llegar a Tacoma sin hacer
paradas. Nos quedaríamos en el departamento de Caden cuando llegáramos, ya que
su compañero de piso se había mudado, pero tendríamos que buscarnos uno propio
rápido porque no era muy espacioso que digamos. Palabras de Caden. — ¿Qué
demonios están haciendo?
—Nos vamos, Damon. —Dijo Andy a gritos, y me estremecí. Si Damon se despertó
con el ruido del auto, probablemente.
— ¡LIV! ¡MEGAN! ¡¿QUÉ DIABLOS?! —Liam salió corriendo de la puerta de
entrada hacia nosotras, con una expresión determinada. —Ustedes jodidamente no
se irán sin hablar de esto y…—Miró detrás de mi hombro. —No con ese par de
locos.
— ¡Cierra el pico, imbécil! —Gritó Caden.
— ¡Sí! Lo que el idiota te dijo… ¡Imbécil! —Acotó Andy, y quise agarrarme
la cara con mis manos por su falta de madurez. Era un momento serio, Cristo.
Liam los ignoró y observamos como Damon se acercó a hablar con Liv, que
sostenía a un Kai en brazos completamente dormido.
— ¿Qué está haciendo el hombrecito ahí? —Preguntó temeroso.
—No voy a responder esa estúpida pregunta. Creo que es bastante obvio que
nos largamos de aquí.
— ¡Jodidamente no te llevarás a Kai, Livvie! —Comenzó a caminar hacia el
auto, pero Caden y Andy lo interceptaron antes de que llegue, y comenzó a
ponerse furioso, luchando en sus brazos.
— ¡Liv, no lleves a Kai lejos de mí! ¡Por favor! —Suplicó con voz llorosa y
juro que oí como sorbía su nariz.
— Liam…—Damon comenzó con voz de pena.
— ¡Tú cállate! Esto es enteramente tu culpa. —Escupió en respuesta.
— Liam, no voy a impedir que veas a Kai. —Le dijo Liv. — Pero voy a decirle la verdad, y necesito tiempo. No
puedo quedarme aquí. Entiéndelo, por favor. Prometo que cuando estemos listos,
te llamaré y nos visitarás.
Vi a Liam y a Liv llorar mientras ambos miraban a Kai dormido, que parecía
no tener ninguna preocupación en el mundo. Me di cuenta que yo también estaba
llorando cuando la lágrima bajó por mi barbilla y picó.
Damon se me acercó, sacando un papel de sus pantalones.
Una carta.
— Por lo menos léela, ¿quieres? Josh la escribió. —Me la tendió y la tomé,
pero no la abrí.
— Lo siento tanto por herirte, hermana. —Damon parecía que luchaba contra
las lágrimas, y en un impulso que posiblemente fue mitad instintivo y mitad
protector, lo abracé fuerte.
Había tantas cosas que quería decirle, pero solo me conformé con:
— Te quiero, hermano.
El respondió a mi abrazo como si quisiera transmitirme su respuesta. Lo
logró, porque a pesar de todo, me sentí querida en ese preciso momento.
— Ojala Josh estuviera aquí. Él sabría exactamente qué hacer y decir para
que todo se solucione.
Estaba tan de acuerdo con él.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, hasta que lo solté y entendió. A pesar
de que no había pasado mucho tiempo con Damon en el pasado, me comprendía tanto
como Josh lo hubiera hecho. Había necesitado esa comprensión desde que murió, y
ahora la tenía frente a mí.
Lástima que apenas podía mirar su cara.
No sabía que sentir, estaba tan confundida.
Abrí la puerta para subirme al asiento del pasajero mientras Andy y Liv me
miraban desde atrás y Caden en el volante trataba de encontrar una sintonización.
— Te amo. —Escuché junto a mí.
Pero no dije nada.
Debería haberlo hecho.
FIN...?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario