domingo, 3 de agosto de 2014

I just want to be strong

Capítulo 36
Grietas en la armaduta de la mentira

Megan
— Vamos, Megan, mueve tu culo. —Recibí un empujón detrás de mí que casi me hace caerme. Volteé lentamente mi cuello, mirando mal a mi hermano.

— Idiota. —Le dije.

Se encogió de hombros.

— Soy consciente de eso. —Sonrió, y me pasó, cruzando la puerta principal.

Nos dirigíamos a la playa donde sería la fogata, que según me había dicho Liv, solo podía localizarse de dos formas: O cruzando de playa en playa, lo que sería un viaje lento ya que no podemos meter el vehículo en una playa pública; o entrar por un camino que estaba medio escondido en la carretera. Incluso así, teníamos que dejar el auto bastante lejos. Suerte que ella sabía como llegar, porque estaríamos en bastantes problemas para localizarlo.
Lauren, que la había visto una sola vez en el día, hizo acto de presencia en el  comienzo de las escaleras, anunciando que ella también iría. Llevaba una falda corta y un top rosa chillón.
Me sentía un poco incómoda en su presencia, y Andy pareció darse cuenta porque comenzó a hablarme de cosas triviales, pero mientras lo escuchaba, pensaba en la mejor forma de evadir a Lauren, no lo sé… el resto de mi vida.
Andrew tenía razón, debí hacerle caso cuando tuve mi oportunidad. Lauren no era alguien con quien debería pasar el tiempo. Ya no, al menos. Parecía como si todos hubiéramos madurado, gracias a todos los baches y problemas que se nos vinieron encima, pero ella se congeló en el tiempo.

— Te ves como una puta. — Le había dicho Andy cuando bajó, con el tono de voz suave y alegre. Caden se rió entre dientes.

— Yo no me veo…

— Querida, la mitad de nosotros podemos verte el trasero a kilómetros. —Lisa se cruzó de brazos con disgusto. Le dio una mirada rápida a Damon, como si quisiera asegurarse de algo. Al ver su cara de asco y repulsión, desvió la mirada, y juro que ahí vi una sonrisa de satisfacción.

Me reí internamente.

— Lisa, no creo…— Quinn intentó hablar, pero su prima la calló.

— Cierra la boca, niña. No quiero tu defensa. — Pasó junto a ella y la empujó.

Lisa se había puesto en su camino, y juro, si las miradas matasen… bien, Lauren estaría degollada.
Creo que todos nos esperábamos el siguiente movimiento, menos Lauren, porque cuando Lisa llevó su mano a su mejilla y la golpeo, Lauren lucía demasiado sorprendida para emitir palabra.

— La próxima vez, no voy a emplear solo mi palma. Y va a dolerte, perra. — Y con eso, fue la primera persona en salir por la puerta.

Y ahora todos estamos circulando con prisa por la puerta principal, temiendo el momento que Lauren reaccione.
Pero me sorprendo al verla salir frotando su mejilla, en silencio.
Caden y yo compartimos una mirada, y luego nos encogemos de hombros.
Definitivamente es mejor así.

***

Siete. Siete jodidos grandulones en un solo auto que se sentía como la cosa más pequeña del mundo, y un pequeño niño.

— ¿Sabes? —Dijo Andy de repente, que estaba debajo de Caden y de mí. — Creo que uno de mis pulmones han dejado de funcionar.

Hubiera hecho una declaración, pero mi cara estaba pegada con el asiento del copiloto.

— ¡Dios mío! ¿Qué demonios comiste? Subiste como… doscientos kilos desde que salimos, ¿te descuidaste? ¿Eh, pequeña Meg? — Comenzó a hacerme cosquillas, pero no había lugar para poder retorcerme.

— Por… —Risa. —…favor…— Risa. —… para.

Cuando recibió un golpe de parte de Andy en las costillas, sabiamente dejó de molestarme.
Damon, siempre un suertudo, conducía, y Livvie tenía a Kai en su regazo en el asiento del copilo.
Lauren no quería cargar a nadie, aunque miro a Caden con la posibilidad de que fuera llevaba en algún regazo. Él solo la había mirado con disgusto y me había subido a mí de golpe, ya que Quinn estaba siendo llevada por Lisa, que no quería que su inocente mejor amiga este arriba de las piernas de, y cito, “un hormonal, prostituto y caliente chico universitario”.
Nos había subido arriba de Andy, que estaba mirando su celular. Un celular que Caden aplastó con su culo cuando se sentó arriba de su primo.
Escuchamos un uf sin aliento, pero lo ignoramos.
Cuando llegamos al lugar y todos salimos del auto, Andy se arrastró dramáticamente por el suelo.

— ¡Tierra firme! —Besó el suelo repetidas veces.

— Ugh, hombre,  que asco. Probablemente miles de perros marcaron su territorio ahí. —Dijo Damon.

Andy se detuvo abruptamente.

— Eso te pasa por ser exagerado. —Le dijo Livvie, y tendió su mano para ayudarlo a levantarse.

Andy la aceptó, y casi se caen ambos en el camino, y cuando se levantaron, sostuvo a Livvie contra su cuerpo unos segundos más de los necesarios.
Damon y Caden se dieron una mirada cómplice.

— No vayas a tirar a Livvie, Andy. Dios no permita que tuvieras que pegarla contra tu cuerpo otra vez. — Dijo éste último con una sonrisa conocedora.

Liv se sonrojó furiosamente y tomó a Kai, prácticamente corriendo hacia la playa.
Andy nos dio una mirada molesta a todos, y luego la siguió dando rápidas y grandes zancadas hasta que quedó a su altura.

— ¿Podemos irnos? — Lauren se estaba mirando las uñas, pero su tono hostil hizo que todos la miráramos fijamente.

Lisa abrió la boca para decir algo, pero Quinn la interrumpió.

— Vamos. — Dijo con voz tensa.

***

— ¡Al fin llegaron! —La voz del amigo de Liam, Gabe, era un poco arrastrada. — Y… ¡Wow! ¿Quiénes son estas preciosuras? — Comenzó a acercarse a Quinn y a Lauren.

— Hola, Gabe. — Dijo Caden, y rodeó con sus brazos a Quinn, acercándola a su cuerpo con posesividad.

— Hermano. —Le dijo Andy riéndose y palmeando a Caden en la espalda. — Tranquilo.

— ¡Chica Seattle! — El olor en el aliento de Gabe me golpeó fuertemente cuando me dio un abrazo.

— Hola, Gabe. —Le devolví el abrazó, aunque mayormente lo estaba sosteniendo a mi cuerpo para que no se caiga.

— ¡Oye! — La voz de mi tormento era gruesa, y aunque no estaba en el mismo estado que su amigo, tampoco estaba sobrio del todo. — Cuidado con tus manos.

— ¡Tío Liam! — Kai saltó de los brazos de su madre, y corrió a los de su tío.

— ¡Liam Mason! — La voz de Liv era recriminatoria. — Dijiste que cuidarías de tu sobrino, imbécil.

— ¡Y lo haré! — A este punto, Liam estaba sosteniendo torpemente a Kai mientras se acercaba a Gabe, que ahora estaba riéndose en el suelo frente a mí por algo que no escuché.

— Estás borracho.

— ¡Claro que no!

— ¡No grites! —Grito su hermana.

— ¡Tú también estás gritando!

— ¡Claro que no!

— Bien, ya. — Dijo Andy.

Suspiré mientras me acercaba a la fogata, y noté a tres chicos y una chica sentados hablando entre ellos. A medida que me acercaba, noté que estaban sacando conclusiones sobre algo. No parecieron notarme al principio.

— Yo creo que es la pelirroja. — Dijo el de pelo castaño. Tenía la mano de la chica entrelazada con la suya.

— Parece una zorra en toda regla. — Dijo la chica, y uno de los dos rubios, el que tenía el pelo más claro, se rió entre dientes.

— Es el estilo de Mason. — Dijo el restante.

— ¡Mierda! — Un estruendo se escuchó en la arena, y cuando volteé a ver, Liam estaba en el suelo, levantándose.

Me acerqué cuando hizo una mueca al intentar levantarse.

— ¿Estás bien? — Lo tomé del brazo y lo estabilice con suavidad, pasando mi brazo por su cintura para ayudarlo a caminar.

— Ugh… si, creo. —Comenzó a cojear hasta donde estaba el grupo.

— ¿Qué te pasó, Mason? — El que se había reído antes, lo miró divertido, mientras que el castaño miraba mi mano en su cintura con sospecha. Quise separarme, recordando lo que la cercanía de Liam le había hecho a mi relación con Rush, pero cuando intenté sacar el brazo, Liam me sostuvo más fuerte, pero con suavidad.

— ¿Eres ciego, además de idiota? — Se sentó junto al chico de pelo rubio oscuro, y me tiró a su lado. — Me caí, claramente.

— ¿Quién es ella? — La oración hubiera parecido acusatoria, pero la muchacha de ojos grises me sonrió amistosamente.

— Esta…—Me señaló, y parecía que no quería decir mi nombre por alguna razón. — Es Megan.

— ¿Solo Megan? — Noté que Andy y los demás venían acercándose, pero aún estaban lo suficientemente lejos como para no escuchar lo que estábamos diciendo.

— Megan… Waters. — Cuando cuatro pares de ojos se clavaron en mí, bajé la vista, repentinamente avergonzada de algo que ni siquiera sabía.

¿Qué demonios tenía el apellido Waters que hacía que todos aquí me miren raro?

— Es un placer conocerte, Megan. — Dijo el castaño, sonriéndome amistosamente y rompiendo el repentino silencio que se había formado. — Soy Paul, y esta es mi chica, Hanna. — Le dio un beso en la mejilla a la chica en cuestión. — Y ese par de idiotas son Jack. — Señaló al chico del pelo casi blanco. — y Ryder. — El chico de pelo rubio oscuro me sonrió, aunque parecía que miraba el espacio que nos separaba a mí a Liam con un ceño fruncido.

— Oye, Jack. — Gabe gritó desde los metros que los separaban. — Es ella. — Me señaló.

El tal Jack tardó cinco segundos en darse cuenta lo que quería decir.

— ¡¿Eres tú?! — De nuevo, me sentía como algún tipo de atracción de circo. Como un animal salvaje encerrado en una jaula mientras los niños me miraban y comentaban sobre mí, mientras yo no omitía palabra.

— ¿Quién soy yo? — Pregunté a Jack, frunciendo el ceño, y el cuerpo de Liam a mi lado se tensó.

— Jack. —Dijo con dientes apretados. — Ni se te ocurra…

— Aish, Jack. — Hanna rodó sus ojos. — Mejor cállate, ¿quieres? El mundo está mejor con tu boca cerrada.

— Secundo eso. —Dijo Ryder, y nos miró divertido a Liam y a mí. — Déjalos ser.

— ¿Ser qué? ¿Unas jodidas aspiradoras humanas? ¡Joder, no! — Jack tomó una cerveza de la heladera portátil que estaba junto a él. — Hermano, tu no me harías eso, ¿cierto? —Le dijo a Liam suplicante.

— Tranquilo, Jack. Eso no pasará. — Puso los ojos en blanco.

— Confío en ti, mi amigo. —advirtió, y luego me miró con una sonrisa de disculpa. —Siento que no puedas besar a tu chico, dulzura. Pero mi estómago está amenazando con vomitar desde que pasé a buscar a estos dos tórtolos de por aquí. —Señaló a Hanna y Paul que, efectivamente, se estaban besando ahora. — Por favor, solo hasta que termine la noche, ¿de acuerdo?

Lo miré fijamente, con mi boca abriendo y cerrándose, sin saber que decir sobre eso. Por supuesto que Liam estaba igual que yo, pero más tenso.
De repente vi el minúsculo espacio que nos separaban, y como si hubieran puesto una bomba, me alejé, chocando contra Lisa.

— No estoy saliendo con él. —Por favor, Señor Todopoderoso, que Jack no conozca a Rush.

Aunque sabía que era poco probable.

— Está saliendo con Rush, Jack. —Dijo Gabe, sentándose entre Liam y yo.

— ¡Nuestro querido Rush! —Ryder dijo con una sonrisa tonta. — ¿Dónde está, por cierto?

— No lo sé. —Gabe se encogió de hombros. — Hace unos días dijo que vendría.

— No va a venir. —Dije con voz pequeña. Gabe me miró.

— ¿Qué? ¿Por qué? — Pero no esperó a escuchar mi respuesta, si no que se paró y tomó su celular, caminando lejos de la multitud.

A este punto, ni siquiera podía mirar a Liam. No porque no quisiera, de hecho, quería acercarme a él otra vez. Pero eso sería traicionar a Rush, claramente. Estoy segura que no está abrazando a alguna chica en estos momentos. Por lo que aprendí de él, probablemente se esté torturando.
Había decidido usar el traje de Olivia en la fiesta, no porque haya cambiado mi opinión sobre romper con él cuando me vaya. Pero era la cosa más cruel de mi parte si lo hacía. De hecho, era algo masoquista siendo que él mismo lo propuso.
Mi hermano se sentó a mi lado y me tendió una cerveza, sobresaltándome.

— ¿Estás bien, enana?

— Sí. —Le di un sorbo pequeño. —Creo que sí. —Por primera vez desde hace meses, había algo verdadero en esa afirmación.

Estaba bien. No es que mi vida sea perfecta, todo lo contrario. Pero era más normal de lo que esperé. Más mundana de lo que alguna vez pensé que podía ser desde la muerde te Josh.

— Estoy contento de escuchar eso. —Le di un trago largo a mi bebida, y Damon me la arrebató de repente. —Oye, ve despacio. ¿Sabes qué? Suficiente para ti. No más alcohol por hoy. —Se tomó lo que quedaba de mi cerveza, para mi incredulidad, y luego tomó la suya y me sonrío satisfecho.

— ¿Te das cuenta que suenas como un padre?

— Si fuera tu padre. — Me dio una mirada irritada. —Probablemente estarías dormida antes de las once, eso tenlo en cuenta, niñita.

— Entonces quiere decir que cuando Lisa y tú tengan bebés, voy a ser la tía que consciente y malcría a tus hijos. — Sonreí malvadamente, y a Damon casi se le salen los ojos.

Después, sin embargo, me dio una mirada cómplice. — Preciosa, ¿oíste eso?

Lisa suspiró y se dio vuelta. — No oí, ¿qué?

— Megan dice que va a ser la tía permisiva de nuestros hijos. ¿No es eso tierno?

    No, no lo es. Para nada. — Me dio una mirada sucia y se volteó, entablando una conversación con Quinn.

— Eres como el chico que tira de las coletas de la chica que le gusta. Eres patético. ¿No te da pena de ti mismo ser tan idiota?

— Es parte de mi personalidad genial, hermanita.

— ¿Genial? —Lisa se metió. — Jesús, Damon. Dame un respiro. —Bufó.

— ¿Qué tienen ustedes dos contra mí? — Fingió estar indignado. — Las dos mujeres más importantes de mi vida se complotan contra mí de esa forma. El karma existe, damas, y les llegará.

Lisa puso los ojos en blanco mientras yo reía.

Liam
Era tan hermosa cuando reía. Sus ojos brillando, la felicidad inocente escrita en toda su cara…
Megan era simplemente hermosa en cada cosa que hacía, pero cuando reía… era necesario ponerle su propia categoría de belleza.
— Hombre. —Escuchaba que alguien me estaba hablando, pero solo podía mirarla a ella mientras hablaba con su hermano y Lisa. — ¡IDIOTA! — Sentí un golpe en la cara, y salí de mi ensoñación.

Era Gabe.

— Joder, auch. —Froté mi palma contra mi lado derecho de la cara, donde Gabe no tuvo ni una pizca de delicadeza. — ¿Qué demonios te pasa?

— Estas babeando como un bebé. Por la novia de tu mejor amigo, si es que aún lo consideras de esa manera. — La última parte la dijo con voz dura.

Así que de eso se trataba…

— Mira, Gabe…

— No, ¿sabes qué? Estoy harto de esta mierda. —Explotó, y todo el mundo se calló de repente. — ¿Es algún tipo de enamoramiento real, o simplemente te encanta joderla, Liam? —Ni siquiera me importó que diga esas palabras en voz alta. Parecía más enojado que nunca. — Rush es tu amigo; tu hermano. ¿Cómo puedes traicionarlo de esa forma por una chica? ¡No importa que sea Megan Waters, hermana de Josh Waters o de la reina de Inglaterra! ¡No importa si es la chica de la cual te enamoraste o solo es una aventura!  — Su cara estaba roja de la cólera, y todo parecía congelado en el tiempo menos él. — Los amigos son más importante que las relaciones amorosas, estúpido, y odio tener que ser yo el que te explica esto, porque siento que estoy arruinando tu estúpido sueño…

— Gabe. —Llama mi hermana.

—… pero ¡No puedes tener todo lo que deseas! —Lanzó su botella, y parecía que no estaba tan borracho como antes. De hecho, parecía muy, muy  sobrio. — Cuando tienes que decidir entre dos opciones, no puedes jodidamente elegir ambas. No es posible. Tienes que elegir una. Y yo, hermano, por mucho que te aprecie, elijo a mis amigos. ¡Y Rush también es mi amigo! Y esta con Megan. Así que, escucha bien: Si eliges a tus amigos, incluso si mañana ambos rompen y Rush encuentra al amor de su vida, Megan es y será siempre imposible. Pero si la eliges a ella, perderás a tu hermano, a la persona que estuvo ahí para ti incondicionalmente desde que tenías uso de razón. — Negó con su cabeza. — Odio lo que estás haciendo, Liam. Todos salimos afectados por el resultado de tus decisiones, ¿no lo ves? — Se pasó una mano por la cara y suspiró. —Aunque bueno, considerando como van las cosas, debería decir tu falta de tomar una decisión. —Río amargamente. — Solo te advierto, Liam, si atrasas lo inevitable va a ser aún peor, y a la hora de tomar lados simplemente no… voy a apoyarte porque no lo mereces.

Se volteó y comenzó a irse para el camino de vuelta, dándonos a todos la espalda y dejándonos atónitos.
Parecía que habían pasado siglos desde que hablé con Gabe sobre Megan en la cocina de Rush. Él tenía razón en cada palabra, yo era un traidor. Rush no merecía nada de lo que yo pensaba de él, y Megan tampoco. El último comentario que le había dicho a Rush frente a la casa de Megan lo había dicho a propósito, con la esperanza de que peleen. Lo sabía. Había sido consciente de los posibles resultados cuando abrí la boca, y no me importó.
¿Qué clase de amigo hacía esas cosas para herir a alguien importante? ¿Qué clase de persona haría eso?
Puse la cabeza entre mis manos, y me di cuenta que no podía, y creo que siempre lo supe. Tal vez fue por eso que en realidad nunca hice un movimiento en concreto hacia ella.
No podía traicionar a Rush, por más hijo de puta que me haya llamado Gabe —no directamente, pero creo que todo lo que dijo lo resume—, yo no era así. Estaba enamorado.
Cegado y enamorado de alguien que no podía tener. No solamente porque era novia de mi mejor amigo.
Joder. Yo, Liam Mason, estaba enamorado y sin esperanza.
Se sentía terrible, si me preguntan. Pero creo que a esta altura me lo merezco. Por ser un egoísta y pedazo de mierda que no piensa en las consecuencias negativas que pueden tener los cercanos a mí cuando tomo decisiones.
Miré a mí alrededor, y fui consciente de muchas cosas al mismo tiempo: de alguna manera, afecté a todo el mundo con mi falta de decisión. Desde Ryder y Jack que se rascaban el cuello incómodamente, hasta Caden y Quinn, que miraban tímidamente el suelo, como si desearan que se abra y los trague.
Ni siquiera podía mirar a Megan. Todo estaba dicho, y a la vez nada. Sabría que algo pasa conmigo en lo que a ella respecta: o estoy perdidamente enamorado de ella, o soy un hijo de puta con la gente que quiero.
A este punto, sin embargo, probablemente estará pensando lo peor de mí.
¿Mi hermana? Sentía su mirada, por supuesto, junto con la de Damon y Andy, pero no podía mirarlos. Casi podía sentir su juicio y desaprobación quemando mi cráneo.
La primera en hablar luego de unos minutos, fue Megan, pero lo que dijo ni siquiera lo esperaba. Y creo que Livvie y su hermano tampoco.

— ¿Por qué demonios Gabe conoce a mi hermano? —Su voz dura nos hizo mirarnos entre los tres con horror.

No sé por qué, en ese momento recordé una estúpida frase que Rush decía a menudo como broma: “Tres pueden guardar un secreto, si dos de ellos están muertos”
Bueno, querido Benjamín Franklin, ninguno de los tres abrió la boca, de hecho, procuramos estar casi muertos en cuanto a eso, pero parece que el secreto no quiso quedarse encerrado por más tiempo.

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