jueves, 28 de agosto de 2014

Guerra de corazones rotos

3
Dustin

— ¿Qué demonios querías, maldito imbécil? ¿Qué te saludara con los brazos abiertos? ¿Acaso que cante alguna canción para conmemorar tu bienvenida a la familia? —Hayley se pasea como un animal enjaulado por la cocina, dándome miradas fulminantes de vez en cuando.
Considerando los hechos… ¿podía culparla? Si un día ella apareciera como la nueva novia de mi hermano, probablemente no hubiera tenido una reacción tan madura como la suya.
¿Y cómo podía explicarle toda la situación antes de que tome el mango de la olla descansado sobre de la mesa y me golpeé con ella? Con Hayley furiosa nunca sabías cuantos minutos de vida te quedaban, pero sabías que eran solo eso. Minutos.
— No espero eso. Oye. —La tomé por los hombros para que me miré, pero al instante se puso a la defensiva y me empujo.
— ¡No me toques! —Gritó rabiosa, y yo miré la puerta con nerviosismo.
— Por favor, no grites.
De repente se detuvo y me dio esa sonrisa malvada, como si se hubiera dado cuenta de algo.
— Oh, con que mi hermanita no sabe tu historial amoroso. No puedo imaginar que diría si se enterara, o como se sentiría…
— No serías capaz. —Eso lo sabía. Por lo que Chloe me había dicho, Hayley era ferozmente protectora con su hermana. Era capaz de alejarla del mundo con tal de que nadie le haga daño. No estuve sorprendido por esa declaración, Hayley era una de las personas más protectoras que conocí.
— ¿Realmente crees que tengo algún tipo de respeto por ella, o por ti, para el caso, en estos momentos? —Ella repentinamente estaba seria, y veía destellar un odio que nunca había visto que hizo que mi estómago diera un vuelco. —No puedo soportar verlos. —Sus pestañas revolotearon cuando puso los ojos en blanco mientras se cruzaba de brazos.
— Mmm… yo creo que estás celosa. —Le guiñé el ojo con una sonrisa, totalmente contradictorio a como me sentía por dentro. Quería volver en el tiempo y golpearme a mí mismo cuando me metí en esta locura. No importa los problemas que nos separaron en el pasado.
— ¡No estoy celosa de alguien como mi hermana, Dustin! Si crees eso, no me conoces en absoluto. —Se rió amargamente, y luego me dio una sonrisa aún más amarga. — No quiero la aprobación de mis padres ni el consuelo de mi madre, y tampoco necesito leer putos clásicos de mierda para saber lo que el amor destruye a la gente. —Estaba con la boca ligeramente abierta. Esta chica no era nada para nada la Hayley de la que me había enamorado. Era una versión mucho más sombra y cruda, y no me gustaba. —Y por sobretodo eso, no envidio tener un novio de mierda como lo eres tú, porque aunque ahora pongas esa cara de santo, te conozco. Me diste mucho tiempo para hacer eso, ¿sabes?, y alguien como tú no cambia la forma en que es solo por una chica. No soportas el compromiso más de lo que yo a mi papá. — Cerré mi mandíbula repentinamente y mis fosas nasales se abrieron involuntariamente, intentando tomar aire. Ella sabía que botones apretar en mí para que yo explote. — Así que quiero que te alejes de Chloe. De mi familia. De mi vida. ¿Lo entiendes?
— ¿Realmente eres capaz de hacerle eso a tu hermana? —No sabía que es lo que esperaba, pero definitivamente no era una charla así.
— ¡Ese no es el punto! —Explotó, y levantó las manos para poder expresarse. — No importa si es mi hermana, mi mejor amiga, o mi tía abuela. Los odio a ambos tanto en estos momentos que…—Chocó sus puños con frustración contra la mesa redonda de la cocina y negó con la cabeza. — Quiero que le digas todo. Cada maldita cosa que pasó entre nosotros, quiero que lo sepa, y será mejor que no omitas nada. Dile también como rompiste mi corazón, como lo pisoteaste y te reíste mientras me engañaste con una cualquiera. —Me empujó en el pecho tantas veces que me fue imposible contarlas, pero la miré con la mandíbula apretada. —Y si ella se queda contigo sin importarle todo eso, su problema. —Puso su rostro inexpresivamente de nuevo. — Pero yo voy a protegerla del gran imbécil y maldito bastardo que sé que eres.
— ¿Cómo te atreves? —Pregunté con los dientes apretados. — Te recuerdo que esa noche no fui yo el que estaba en brazos de Cameron, cariño.
— Claro que no. Estabas dentro de tu habitación con esa puta. —Lo dijo como si estuviéramos hablando del clima, y me molestó jodidamente.
— Tú me hiciste hacerlo. —Ouch. No sé por qué dije eso, pero cuando veo su expresión me arrepiento instantáneamente.
— ¡Oh, no! No dijiste eso. —Me dio un puñetazo en estómago y me estremecí. —Si amas a alguien, no vas en busca de una vagina cuando las cosas van mal, idiota.
— Oh, así como tú…
— ¡Cierra la boca! —Me pegó otra vez, y me pregunté cómo demonios nadie aparecía por la puerta.
La tomé por las manos y la alejé de mí. Su cara era de piedra.
— ¿Ella me ama, sabes? —Hayley parpadeo, pero seguía inexpresiva, como si los sentimientos de su gemela no importasen realmente. —Probablemente más de lo que tú lo hiciste, ¿y vas a quitarle su felicidad solo por una relación sin importancia del pasado?
— Te doy un mes. —Su voz salió controlada, y yo quería gritarle y destruir alguna pared. ¡No quiero a esta Hayley! — Y si no se lo cuentas tú, ten por seguro que lo haré yo, y creo que sabes que mi versión no alaba demasiado tus habilidades en una relación estable. —Se dio vuelta para volver a la sala, y joder, no aguanté, pero le di una observada a su trasero en esos pantalones color rosa pálido. — ¿Y Dustin? —Su nombre en mis labios llamó mi atención, y la miré a los ojos, perdiéndome como la primera vez. — Con respecto a tu pregunta, sí, sería capaz de hacérselo a ella o a cualquiera. Pero estás equivocado, ella nunca va a quererte como yo lo hice. — Creo que entre esos ojos vi un poco de tristeza, como si realmente quisiera esconderla con toneladas de indiferencia, pero aun así no podía hacerlo de mí. La había observado más que a cualquier otra chica. — Y para mí no fue una relación sin importancia. Lamento que lo veas así.
Antes de que pudiera articular palabra, se fue por la puerta.
Hayley
— Entonces Dustin. — Estábamos sentados en la sala mientras todos hacían preguntas ocasionales. Iba a divertirme un poco.
— ¿S-si? — Eso es, témeme, maldito.
— ¿Alguna vez asesinaste, robaste, secuestraste o engañaste a alguien? — Era una pregunta típica, ¿verdad?
— ¡Hayley! —Mi hermana me miró, mortificada, y yo rodé los ojos.
— Bien, bien. —Me rasqué la nuca. — ¿Fumas?
— No. —Contestó, y entrecerré mis ojos.
— ¿Seguro?
— Sip. Dejé de fumar cuando Chloe me lo pidió. — Me dio una sonrisa condescendiente y rechiné los dientes. Le había rogado tantas veces que dejara de fumar, no porque me molestara, sino porque me preocupaba por él.
Mi corazón dio un vuelco extraño, pero lo ignoré deliberadamente.
— Oh, entonces fumabas. —Ambos sabíamos que lo sabía, pero alcé una ceja, esperando su respuesta.
— Sí. —Asintió, y me miró desafiante.
— ¿Asesinaste?
— Nope. —Vi el fantasma de una sonrisa pasar por su rostro, y entrecerré mis ojos con irritación. La idea era que yo me divierta, él no debería pasarla bien.
— ¿Robaste o secuestraste? —Volví a preguntar.
— Hayley, creo que no es…
— ¿Robar? Mmm… ¿Hurtar en una tienda de caramelos cuenta? —Se estaba riendo de mí. El maldito. — Y secuestrar no es mi estilo. Tengo otras formas de atraer a las chicas. —Le dio una sonrisa descarada a mi hermana, y yo rodé los ojos.
— ¿Y en cuanto a lo otro? —Quise saber.
— Nunca he engañado. —Dijo con voz indiferente, y mi sangre comenzó a correr más rápido producto de la ira.
— ¿Estás seguro? —La pregunta salió entre dientes apretados, pero no me importó.
— Completamente seguro.
Luego de eso, Chloe amablemente me dijo que deje de preguntar mierda, y desvió el tema de conversación.
Solo puedo decir… que el karma va a caerle encima como un piano desde el décimo piso. Y si no viene lo suficientemente pronto, me voy a materializar en forma de karma y le haré pagar.
***
— Lamento que tengas que estudiar, cariño. —Mi mamá obstruía mi respiración con sus famosos abrazos de despedida. Casi quería reírme, porque vivíamos en la misma ciudad. —Me gustaría poder disfrutar un poco más con la familia unida. —Le dio una mirada mordaz a mi padre, que claramente decía que él no se encontraba dentro de la palabra “familia”
— Te veré pronto mamá. —Besé su mejilla y le sonreí. Miré a mi papá. — Espero que cuides tus huesos, no te estás haciendo más joven, abuelito. —Frunció el ceño con asco.
— Soy lo suficientemente joven para no ser considerado dentro de esa categoría. — Se cruzó los brazos con mucha dignidad. —Y ni se te ocurra venir embarazada, eres demasiado hermosa para tu bien. —Me dio un beso en la frente, y lo empujé. No era típico de él ser tan predispuesto para la charla y yo tampoco.
— No soy yo de la que debes preocuparte. —Miré a Chloe y al idiota, que parecía que estaban hablando acaloradamente de algo. — No confío en él.
— Hayley, no seas tan prejuiciosa con Dustin. —Dijo mi mamá, metiéndose en la charla más larga que había tenido con mi papá desde hace mucho. — A mí me gustó, parece realmente interesado por tu hermana. —Sonrío soñadoramente.
— Pues no lo está. —No eran celos, claro que no eran celos. Pero Dustin no estaba interesado en ella realmente. — Nos vemos. — Les grité, interrumpiendo su conversación. Ellos me miraron fijamente y me encogí de hombros. — Ups, ¿interrumpí algo?
— Sí…
— No. — Cortó Dustin a mi hermana, y ella lo miró con furia. — Adiós Hayley.
— Hasta nunca. — Dije entre dientes, pero parece que no lo dije muy bajito porque mi mamá me golpeó una costilla con su codo. — Au. —Fruncí el ceño. — Eso dolió.
— Cuídate, ¿quieres? —Chloe dijo.
— Sí, tu también. —No tenía ganas de bromear con ella.
Por primera vez en toda mi vida, estaba celosa de mi hermana gemela. Era tan patética. O por lo menos me sentía así.
— Oye. —Chloe me llamó y me volteé con expresión aburrida.
— ¿Qué? —Pregunté con desgana. Se quedó en silencio unos segundos más de los necesarios, como si estuviera asegurándose de algo. Al parecer, mi cara debió decirle algo porque dijo: — ¿Mañana tienes algo que hacer? Podemos ir a tomar algo, si quieres.
— Tengo que estudiar. —Mentí. Ni siquiera podía mirarla, por lo que me concentré en la pulsera de macramé que tenía atada a mi muñeca.
Ella suspiró y asintió, aunque no parecía muy contenta.
— Nos vemos pronto, entonces.
Tomé dinero que mamá me estaba ofreciendo, y mientras subía al taxi me dije que no podía sentirme mal por esto. Por ella. Ni por él.

Ambos podían irse a la mierda. Y también el amor. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario