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Dustin
— ¿Qué
demonios querías, maldito imbécil? ¿Qué te saludara con los brazos abiertos?
¿Acaso que cante alguna canción para conmemorar tu bienvenida a la familia? —Hayley
se pasea como un animal enjaulado por la cocina, dándome miradas fulminantes de
vez en cuando.
Considerando
los hechos… ¿podía culparla? Si un día ella apareciera como la nueva novia de
mi hermano, probablemente no hubiera tenido una reacción tan madura como la
suya.
¿Y cómo
podía explicarle toda la situación antes de que tome el mango de la olla
descansado sobre de la mesa y me golpeé con ella? Con Hayley furiosa nunca
sabías cuantos minutos de vida te quedaban, pero sabías que eran solo eso.
Minutos.
— No espero
eso. Oye. —La tomé por los hombros para que me miré, pero al instante se puso a
la defensiva y me empujo.
— ¡No me
toques! —Gritó rabiosa, y yo miré la puerta con nerviosismo.
— Por favor,
no grites.
De repente se
detuvo y me dio esa sonrisa malvada, como si se hubiera dado cuenta de algo.
— Oh, con
que mi hermanita no sabe tu historial amoroso. No puedo imaginar que diría si
se enterara, o como se sentiría…
— No serías
capaz. —Eso lo sabía. Por lo que Chloe me había dicho, Hayley era ferozmente
protectora con su hermana. Era capaz de alejarla del mundo con tal de que nadie
le haga daño. No estuve sorprendido por esa declaración, Hayley era una de las
personas más protectoras que conocí.
— ¿Realmente
crees que tengo algún tipo de respeto por ella, o por ti, para el caso, en
estos momentos? —Ella repentinamente estaba seria, y veía destellar un odio que
nunca había visto que hizo que mi estómago diera un vuelco. —No puedo soportar
verlos. —Sus pestañas revolotearon cuando puso los ojos en blanco mientras se
cruzaba de brazos.
— Mmm… yo
creo que estás celosa. —Le guiñé el ojo con una sonrisa, totalmente contradictorio
a como me sentía por dentro. Quería volver en el tiempo y golpearme a mí mismo
cuando me metí en esta locura. No importa los problemas que nos separaron en el
pasado.
— ¡No estoy
celosa de alguien como mi hermana, Dustin! Si crees eso, no me conoces en
absoluto. —Se rió amargamente, y luego me dio una sonrisa aún más amarga. — No
quiero la aprobación de mis padres ni el consuelo de mi madre, y tampoco
necesito leer putos clásicos de mierda para saber lo que el amor destruye a la
gente. —Estaba con la boca ligeramente abierta. Esta chica no era nada para
nada la Hayley de la que me había enamorado. Era una versión mucho más sombra y
cruda, y no me gustaba. —Y por sobretodo eso, no envidio tener un novio de
mierda como lo eres tú, porque aunque ahora pongas esa cara de santo, te
conozco. Me diste mucho tiempo para hacer eso, ¿sabes?, y alguien como tú no
cambia la forma en que es solo por una chica. No soportas el compromiso más de
lo que yo a mi papá. — Cerré mi mandíbula repentinamente y mis fosas nasales se
abrieron involuntariamente, intentando tomar aire. Ella sabía que botones
apretar en mí para que yo explote. — Así que quiero que te alejes de Chloe. De
mi familia. De mi vida. ¿Lo entiendes?
— ¿Realmente
eres capaz de hacerle eso a tu hermana? —No sabía que es lo que esperaba, pero
definitivamente no era una charla así.
— ¡Ese no es
el punto! —Explotó, y levantó las manos para poder expresarse. — No importa si
es mi hermana, mi mejor amiga, o mi tía abuela. Los odio a ambos tanto en estos
momentos que…—Chocó sus puños con frustración contra la mesa redonda de la
cocina y negó con la cabeza. — Quiero que le digas todo. Cada maldita cosa que
pasó entre nosotros, quiero que lo sepa, y será mejor que no omitas nada. Dile
también como rompiste mi corazón, como lo pisoteaste y te reíste mientras me
engañaste con una cualquiera. —Me empujó en el pecho tantas veces que me fue
imposible contarlas, pero la miré con la mandíbula apretada. —Y si ella se
queda contigo sin importarle todo eso, su problema. —Puso su rostro
inexpresivamente de nuevo. — Pero yo voy a protegerla del gran imbécil y
maldito bastardo que sé que eres.
— ¿Cómo te
atreves? —Pregunté con los dientes apretados. — Te recuerdo que esa noche no
fui yo el que estaba en brazos de Cameron, cariño.
— Claro que
no. Estabas dentro de tu habitación con esa puta. —Lo dijo como si estuviéramos
hablando del clima, y me molestó jodidamente.
— Tú me
hiciste hacerlo. —Ouch. No sé por qué
dije eso, pero cuando veo su expresión me arrepiento instantáneamente.
— ¡Oh, no!
No dijiste eso. —Me dio un puñetazo en estómago y me estremecí. —Si amas a
alguien, no vas en busca de una vagina cuando las cosas van mal, idiota.
— Oh, así
como tú…
— ¡Cierra la
boca! —Me pegó otra vez, y me pregunté cómo demonios nadie aparecía por la
puerta.
La tomé por
las manos y la alejé de mí. Su cara era de piedra.
— ¿Ella me
ama, sabes? —Hayley parpadeo, pero seguía inexpresiva, como si los sentimientos
de su gemela no importasen realmente. —Probablemente más de lo que tú lo
hiciste, ¿y vas a quitarle su felicidad solo por una relación sin importancia
del pasado?
— Te doy un
mes. —Su voz salió controlada, y yo quería gritarle y destruir alguna pared.
¡No quiero a esta Hayley! — Y si no se lo cuentas tú, ten por seguro que lo
haré yo, y creo que sabes que mi versión no alaba demasiado tus habilidades en
una relación estable. —Se dio vuelta para volver a la sala, y joder, no
aguanté, pero le di una observada a su trasero en esos pantalones color rosa
pálido. — ¿Y Dustin? —Su nombre en mis labios llamó mi atención, y la miré a
los ojos, perdiéndome como la primera vez. — Con respecto a tu pregunta, sí,
sería capaz de hacérselo a ella o a cualquiera. Pero estás equivocado, ella
nunca va a quererte como yo lo hice. — Creo que entre esos ojos vi un poco de
tristeza, como si realmente quisiera esconderla con toneladas de indiferencia,
pero aun así no podía hacerlo de mí. La había observado más que a cualquier
otra chica. — Y para mí no fue una relación sin importancia. Lamento que lo
veas así.
Antes de que
pudiera articular palabra, se fue por la puerta.
Hayley
— Entonces
Dustin. — Estábamos sentados en la sala mientras todos hacían preguntas
ocasionales. Iba a divertirme un poco.
— ¿S-si? — Eso
es, témeme, maldito.
— ¿Alguna
vez asesinaste, robaste, secuestraste o engañaste a alguien? — Era una pregunta
típica, ¿verdad?
— ¡Hayley! —Mi
hermana me miró, mortificada, y yo rodé los ojos.
— Bien,
bien. —Me rasqué la nuca. — ¿Fumas?
— No. —Contestó,
y entrecerré mis ojos.
— ¿Seguro?
— Sip. Dejé
de fumar cuando Chloe me lo pidió. — Me dio una sonrisa condescendiente y
rechiné los dientes. Le había rogado tantas veces que dejara de fumar, no
porque me molestara, sino porque me preocupaba por él.
Mi corazón
dio un vuelco extraño, pero lo ignoré deliberadamente.
— Oh,
entonces fumabas. —Ambos sabíamos que lo sabía, pero alcé una ceja, esperando
su respuesta.
— Sí. —Asintió,
y me miró desafiante.
—
¿Asesinaste?
— Nope. —Vi
el fantasma de una sonrisa pasar por su rostro, y entrecerré mis ojos con
irritación. La idea era que yo me divierta, él no debería pasarla bien.
— ¿Robaste o
secuestraste? —Volví a preguntar.
— Hayley,
creo que no es…
— ¿Robar?
Mmm… ¿Hurtar en una tienda de caramelos cuenta? —Se estaba riendo de mí. El
maldito. — Y secuestrar no es mi estilo. Tengo otras formas de atraer a las
chicas. —Le dio una sonrisa descarada a mi hermana, y yo rodé los ojos.
— ¿Y en
cuanto a lo otro? —Quise saber.
— Nunca he
engañado. —Dijo con voz indiferente, y mi sangre comenzó a correr más rápido
producto de la ira.
— ¿Estás
seguro? —La pregunta salió entre dientes apretados, pero no me importó.
—
Completamente seguro.
Luego de
eso, Chloe amablemente me dijo que deje de preguntar mierda, y desvió el tema
de conversación.
Solo puedo
decir… que el karma va a caerle encima como un piano desde el décimo piso. Y si
no viene lo suficientemente pronto, me voy a materializar en forma de karma y
le haré pagar.
***
— Lamento
que tengas que estudiar, cariño. —Mi mamá obstruía mi respiración con sus
famosos abrazos de despedida. Casi quería reírme, porque vivíamos en la misma
ciudad. —Me gustaría poder disfrutar un poco más con la familia unida. —Le dio
una mirada mordaz a mi padre, que claramente decía que él no se encontraba
dentro de la palabra “familia”
— Te veré
pronto mamá. —Besé su mejilla y le sonreí. Miré a mi papá. — Espero que cuides
tus huesos, no te estás haciendo más joven, abuelito. —Frunció el ceño con
asco.
— Soy lo
suficientemente joven para no ser considerado dentro de esa categoría. — Se
cruzó los brazos con mucha dignidad. —Y ni se te ocurra venir embarazada, eres
demasiado hermosa para tu bien. —Me dio un beso en la frente, y lo empujé. No
era típico de él ser tan predispuesto para la charla y yo tampoco.
— No soy yo
de la que debes preocuparte. —Miré a Chloe y al idiota, que parecía que estaban
hablando acaloradamente de algo. — No confío en él.
— Hayley, no
seas tan prejuiciosa con Dustin. —Dijo mi mamá, metiéndose en la charla más
larga que había tenido con mi papá desde hace mucho. — A mí me gustó, parece
realmente interesado por tu hermana. —Sonrío soñadoramente.
— Pues no lo
está. —No eran celos, claro que no eran celos. Pero Dustin no estaba interesado
en ella realmente. — Nos vemos. — Les grité, interrumpiendo su conversación. Ellos
me miraron fijamente y me encogí de hombros. — Ups, ¿interrumpí algo?
— Sí…
— No. —
Cortó Dustin a mi hermana, y ella lo miró con furia. — Adiós Hayley.
— Hasta
nunca. — Dije entre dientes, pero parece que no lo dije muy bajito porque mi
mamá me golpeó una costilla con su codo. — Au. —Fruncí el ceño. — Eso dolió.
— Cuídate,
¿quieres? —Chloe dijo.
— Sí, tu
también. —No tenía ganas de bromear con ella.
Por primera
vez en toda mi vida, estaba celosa de mi hermana gemela. Era tan patética. O
por lo menos me sentía así.
— Oye. —Chloe
me llamó y me volteé con expresión aburrida.
— ¿Qué? —Pregunté
con desgana. Se quedó en silencio unos segundos más de los necesarios, como si
estuviera asegurándose de algo. Al parecer, mi cara debió decirle algo porque
dijo: — ¿Mañana tienes algo que hacer? Podemos ir a tomar algo, si quieres.
— Tengo que
estudiar. —Mentí. Ni siquiera podía mirarla, por lo que me concentré en la
pulsera de macramé que tenía atada a mi muñeca.
Ella suspiró
y asintió, aunque no parecía muy contenta.
— Nos vemos
pronto, entonces.
Tomé dinero
que mamá me estaba ofreciendo, y mientras subía al taxi me dije que no podía
sentirme mal por esto. Por ella. Ni
por él.
Ambos podían
irse a la mierda. Y también el amor.
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