La falta de vida amorosa
Liam
— ¿Limpiar el baño? — Liv me golpeó fuerte en el estómago y me doblé,
agarrándolo con una mueca en el rostro. — ¿En serio, Liam? Eres un estúpido.
Suspiré y froté mi mano en mi rostro. Fui un jodido idiota, no puedo creer
que puse esa excusa.
— Liv…
— No es justo para ella y lo sabes. — Me interrumpió. — Siempre estoy
apoyándote, pero la cagaste esta vez. — Había tanto reproche y decepción en sus
ojos, que tuve que apartar la mirada. — ¿No piensas que tal vez Megan sea feliz
con Rush?
Ese era el punto. No importaba que ella fuera feliz con mi mejor amigo, yo
quería que su felicidad sea gracias a mí. Sabía mejor que nadie que Rush era
todo lo que una chica como Megan debería tener, pero estaba cansado de ver como
juntos encajaban tan bien.
— Lo sé, ¿crees que soy un imbécil sin corazón apropósito? Ni siquiera sé
que me llevó a hacer eso. — Me senté en el sofá de nuestro departamento,
perdido en mis pensamientos.
— Estas enamorado. — Suspiró mi hermana. Levanté mi vista.
— Tal vez.
— No existe un “tal vez” — Una pequeña sonrisa se formó en su rostro— Tú,
Liam Mason, estás enamorado de una chica. — Se sentó junto a mí. — Lástima que
sea la chica equivocada.
No era la chica equivocada. Yo era el equivocado.
— Lástima.
— Aun así es algo tierno de ver. — Me molestaba que Livvie pasara de
regañarme a estar ridículamente pesada.
— Hermana, no soy el primer ser humano en enamorarme, por el amor de Dios.
Controla tus hormonas de casanova.
—Insúltame todo lo que quieras. — Me dio un abrazo breve y se levantó de
repente. — Voy a bañar a Kai y luego iremos a esa fogata.
—Gracias por el itinerario.
—Oye, tranquilo cachorro enamorado. —Dijo esa palabra deliberadamente, y
rodé mis ojos.
— ¿Puedes callarte? Eres la hermana más molesta del mundo, jodido Jesús. —
Comencé a irme a mi habitación.
— Y tú el hermano más terco y mujeriego del estado, pero aun así te quiero.
— Me gritó desde el pasillo.
Me di vuelta y le sonreí a regañadientes.
— Sabes que también te quiero, Liv.
***
Me reuní con Gabe y los chicos antes que lleguen la noche para preparar la
fogata en la playa, y por los chicos me refiero a Ryder, Paul y Jack. No los
veía tanto como a Gabe, pero eran buenos chicos que venían a pasar el verano.
Paul había traído a su novia Hannah. Juro que voy a sacarme los ojos en
cualquier momento, par de melosos.
— Ignóralos, están en su etapa de luna de miel. — Ryder me dijo mientras
comprábamos cervezas y otras cosas en el supermercado. — Yo lo hago.
— ¡Háganle un favor al mundo y separen esas aspiradoras que tienen por
boca! — Jack estaba al borde de un ataque nervioso gracias a la Pareja
Pegajosa.
— Tiene razón, dejen de limpiarse los gérmenes bucales. — Gabe agregó
mientras pagaba.
— Ugh. Mi estómago no puede soportar tanto. — Hice una mueca.
— Já, no me hagas hablar, Mason. — Gabe se rió y yo entrecerré mis ojos. Antes
de que pueda preguntar, Ryder lo hace por mí.
— ¿De qué hablas?
— Deberías ver a este tonto detrás de esa chica. —Bufa. — Creo que prefiero
a la pareja de aquí. — Señala a Paul y Hannah, que ahora parecen estar
explorando el cuerpo del otro a la velocidad de la luz con sus manos.
Ryder y Jack ponen su puño dentro de su boca, ahogando la risa.
— Joder, no puedo…— Ryder no puede terminar la oración.
— ¿Liam? ¿Eres tú? — Jack toca mi cara, comprobando efectivamente si soy
yo. — ¿Eres algún alienígena que suplantó a nuestro amigo? — Golpeo mi cabeza
como si se tratara de una caja vacía. — ¿Hola? ¿Llamando a Liam?
— Já-Já. — Empujé al par idiota.
— ¿Cachorro enamorado? ¿Entonces? — Paul se acercó con su novia, y me miró
divertido.
— ¡Claro que no! — Joder, incluso si
los astros por casualidad de alinearan, las estrellas brillen, el sol forme un eclipse y me
enamore, no iba a decirle a estos imbéciles. Porque no era jodidamente
posible, había asumido que estaba enamorado de Megan, ¿pero era así realmente?
Claro, la chica me había atrapado como ninguna otra, y tal vez quiera tener mi
primera relación amorosa, pero aún no estaba enamorado de ella.
Aún.
O tal vez sí.
— Oh, claro que sí. — Gabe pasó su brazo por mis hombros y sonrió. — Solo
es tímido.
¿Saben qué? Lo empujé a él también, consiguiendo que se cayera al suelo.
Pensaría mejor a la hora de molestarme la próxima vez.
Caminamos por la acera a la camioneta de Jack. Era una Toyota negra con cuatro asientos y una caja detrás, y considerando
que solo entraban tres de nosotros en el asiento de atrás y dos adelante, había
alguien que tenía que ir en la caja.
Supe que iba a ser yo cuando todos se apresuraron a subir y cerraron las
puertas con seguro.
Pensaron que me molestaría, pero juro por Dios que con tal de que no hablen
de mi vida amorosa —o falta de la misma— me iría jodidamente caminando.
Apoyé mis manos en la parte de atrás e hice fuerza con mis antebrazos para
luego pasar mis pies dentro de la caja, donde los chicos habían puesto las
compras.
Me senté, y mientras íbamos por el pequeño y escondido camino de tierra que
habíamos encontrado hace algunos años, me permití pensar en que sería de mí y
de Megan Waters si hubiera nacido en otra familia, en donde no tendría un
hermano llamado Josh que abandonó a mi hermana mayor con un bebe llamado Kai.
Megan
— No hice trampa. — Dijo Caden con el ceño fruncido.
— ¡Siempre haces trampa! — Me defendió Andy, tirando también sus cartas.
— No quiero coincidir con ellos, pero tienen razón. — Damon suspira y
repite el mismo movimiento.
— Estúpido, nadie me gana en el uno y
vive para contarlo, ¿entendiste? — Aprendí que Lisa tiene una fuerte vena competitiva,
y mi hermano parecía realmente embelesado por ello.
— No entiendo cómo puede hacer trampa en el uno. — Dice Quinn con los labios tensos en una línea.
— ¡Exacto! Gracias cariño, eres la única que me apoya en esto. — Le da un
beso en la mejilla, y sonrío secretamente. Estoy tan aliviada de que no me
agarre un ataque de celos extraño o algo que quiero bailar. Ellos parecen tan
perfectos juntos que no recuerdo realmente que vi en nuestra relación que sea más
hermoso que esto.
Caden tan vez fue mi primer amor, pero a veces nada se compara a los otros
amores… hablo desde mi caso, también. Por supuesto que Liam se me cruzó por la
mente, pero nuestra relación —o falta de ella— no tenía nada de hermoso cuando peleábamos.
— Creo que no entendiste lo que quise decir. — Replicó Quinn con las cejas
alzadas en incredulidad. — ¿Cómo hiciste trampa en el uno? No lo veo posible, pero lo hiciste. — Finalmente, tira sus
cartas con furia y cruza sus brazos.
— ¿Viste lo que hiciste? — La pregunta de Damon es retórica. — Hiciste
enojar a tu novia, idiota. — Pasó su brazo por el de Lisa y ésta gruñó en
descontento. — Mi Lisa y yo no tenemos ese tipo de problemas.
— Claro que no, grandísimo Dios ¡Porque no somos pareja! —Lo empujó con
fuerza, pero eso solo logró que Damon apretara más su agarre. — ¿Cuántas veces
tengo que decírtelo?
— Hasta que tú te lo creas, preciosa. — Le guiñó un ojo.
— Estúpido coqueto.
— Me adoras. — Sonrió Damon.
— En tus sueños más locos.
Andy y yo nos echamos a reír por las particulares parejas en esta
habitación.
No le digan a Lisa que la puse a ella y a mi hermano como pareja. Realmente
parece lista para clavar tenedores en cualquier tripa posible.
Mi mejor amigo y yo nos movimos a la sala, y nos sentamos tranquilamente en
el sofá frente a la tele, pero no la prendimos.
— ¿Sabes una cosa? — Le dije de repente. Parecía perdido en sus
pensamientos, pero cuando le hablé me miró.
— ¿Qué?
— Me alegro de estar aquí. Y estoy muy, muy feliz de que todos estén aquí.
Andrew sonrió tranquilamente.
— A veces no puedo creer que hace unos meses nuestra vida era tan fácil. —Dice,
y yo solo puedo asentir, acordando con él.
— A veces estoy triste de lo que nos hizo cambiar. — Suspiro pesadamente.
— ¿Ahora quieres saber algo tú? — Pasó su brazo por mis hombros y me miró
reflexivamente.
— Si sientes la necesidad de expresar tus pensamientos a la única persona
que probablemente va a aguantarte además de tu mamá, adelante.
Él ignoró completamente mi comentario, y comenzó.
— Soy un firme creyente de que todo suceso pasa por algo. Los alegres la mayoría
de las veces tienen un fin. Pero los tristes siempre dan comienzo a algo mejor.
— Me dio un apretón suave. — Incluso cuando crees que todo está acabado, y por
mucho que no puedas ver más que cosas deprimentes y trágicas a tu alrededor,
creo que tienes que esforzarte en ver lo bueno. Porque toda situación triste
tiene algo alegre en ella, incluso aunque nunca puedas descubrirlo.
— A ver…— Hice un enorme esfuerzo por no estallar en lágrimas, mi corazón
latía fuertemente intentando creerle. — ¿Ves algo bueno en la muerte de Josh,
Andy?
— La muerte de tu hermano fue un accidente, Megan, y creo que estaría
hablando por él si te dijera que no se arrepiente de haberte ido a buscar esa
noche. Josh era esa clase de persona. —Apretó su mejilla en mi cabeza, y mi
labio tembló.
— En lo único que puedo pensar…— Sacudí mi cabeza. — Esa… sensación, esa
piedra en el medio del estómago que a la vez no te deja respirar, como si también
estuviera atascando tus pulmones. Esa sensación que te dice que nunca verás a
esa persona en tu vida. — Dejé que un par de lágrimas salieran de mis ojos,
pero los cerré cuando quisieron salir más. — Nunca ver su rostro sonriente de
nuevo, o escuchar sus chistes de los cuales solo te reías porque era Josh, o su
abrazo de oso, o sus caras graciosas…
— Tienes que superarlo, Meg. — Me interrumpió tranquilamente. — Es difícil
pero no creo que tu hermano quiera verte así, en donde sea que esté.
Probablemente estaría pateando nuestros traseros por dejar que llores. Piensa
en lo que hubiera querido que hagas.
Esa era la raíz de todo problema cuando alguien se va. El hecho de que
tengamos que ponernos a pensar que hubieran querido de nosotros es triste,
porque no tendríamos que hacerlo si esa persona estuviera aquí.
Pero tal vez Andy tenía razón. Tal vez tenía que dejar de pensar porque
Josh ya no estaba aquí, y ser la persona que él quería que sea. Esa persona que
estaba segura que podía ser.
La pregunta ahora era: ¿Qué era lo
que mi hermano esperaba de mí?
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